El Coro es un organismo oficial de la Universidad de Tarapacá, dependiente de la Dirección de Extensión Universitaria, que desde el 15 de Octubre de 1973 está dedicado al estudio y difusión de la música coral, tanto a capella como sinfónico-coral.

Su repertorio, preferentemente a capella, abarca desde la polifonía renacentista hasta la música coral contemporánea, además de arreglos de temas populares y folclóricos latinoamericanos.

En el terreno Sinfónico-Coral, ha interpretado la Misa de la Coronación, Te Deum y Misa Brevis KV 220 (Spatzem - Mece) de Mozart, Gloria y Magnificat de Vivaldi, Cantata Nro 4 Magnificat de Bach, el Oratorio "El Mesías" de Haendel, etc.

Ha realizado conciertos a lo largo de todo el país, de Arica a Punta Arenas, actuando en dos ocasiones en la Sala Claudio Arrau del Teatro Municipal de Santiago, con elogiosos comentarios de la crítica especializada de la capital. Además, ha llevado el cantar de la Universidad de Tarapacá, a La Paz, Tacna, Ilo, Arequipa, Lima y Guayaquil.

En la actualidad el Coro de la Universidad de Tarapacá está constituido por 31 integrantes, destacándose como un grupo heterogéneo en el que participan alumnos de las distintas Facultades de la Universidad, profesores egresados de esta casa de estudios, así como también, alumnos de Enseñanza Media y miembros de la comunidad ariqueña.

Su Director es el Señor Gustavo Morales Recabarre.

lunes, 21 de mayo de 2007

FOTOS MISCELANEAS





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EL CORO partituras para coro en formato PDF y MIDI.

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EARLY MUSIC EDITION partituras para coro en formato FINALE, GIF, y MIDI. Sobre temas escritos por Thomas Tallis, Charles Wesley y Samuel Wesley.

ABC En esta Web podrás encontrar partituras para diversos tipos de agrupaciones corales e instrumentales en formato FINALE, GIF, PDF, ABC y MIDI.

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ARENAI partituras para coro en formato PDF. Todas ellas son de compositores franceses desde el periodo del renacimiento hasta el siglo XX.

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M.A.B. SOLOISTS, JAPON música religiosa para coro en los siguientes formatos: PostScript, Gif, Pdf y Music Text.

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REFLEXIÓN SOBRE MOZART COMPOSITOR

Todos los que nos dedicamos al ejercicio de la música profesionalmente nos sentimos, en mayor o menor grado, influenciados, inspirados o motivados por la fuerte personalidad del genio de Salzburgo. Tanto sus contemporáneos como músicos posteriores a él, se han detenido a analizarlo con detalle, desde Haydn y Salieri a Stockhausen, desde Manuel M. Ponce a Aaron Copland.

Reflexionar sobre Mozart implica siempre una labor apasionante. En él se concentraron un cúmulo de disposiciones que resultan sorprendentes, aún hoy día. Sin embargo, es en su tarea como Compositor, donde podemos encontrar ciertas similitudes nada ajenas a los compositores de ahora y que no son, lamentablemente, las referentes a su talento. Gracias a su correspondencia, por cierto tan abundante como su obra, podemos penetrar en su peregrinación por la vida y darnos cuenta de las vicisitudes por las que tuvo que atravesar, eventualidades nada desconocidas para los compositores actuales que evidentemente nos relaciona con él.

En carta fechada el 12 de diciembre de 1771, María Teresa de Austria escribe a su hijo el archiduque Fernando: “Me pides permiso para tomar al joven salzburgués a tu servicio. No veo como qué, por no creer que necesites un compositor ni otra gente inútil…” Estas palabras, aunque actualmente un poco modificadas, resultan familiares a todos los compositores.

Mozart va por la vida con la esperanza de conseguir una estabilidad económica que le permita dedicarse a la composición. En la correspondencia con su padre, constantemente habla de su precaria situación, cuánto pretende ganar, así como, de sus proyectos de conciertos, que seguramente lo beneficiarán financieramente. En busca de una seguridad, Wolfgang ofrece sus servicios, procura ser obsequioso, pero lo inhibe su orgullo natural; no es diplomático. Tiene que luchar para que le paguen.

No hay que ser bribón,- nos dice en carta a su padre desde Viena, con fecha 5 de octubre de 1782 - pero tampoco ser el tonto que deja que los demás se aprovechen de su trabajo, el cual le ha costado bastantes penas y fatigas y que renuncia a todos sus derechos.

Durante su estadía en París en 1778 asienta:

“…dar lecciones es sumamente fatigoso, y a menos que se impartan muchas, no se gana gran dinero. Va contra mi genio y mi auténtico modo de vida. Ya sabes que me sepulto en música, que tengo la cabeza llena de ella el día entero, que me gusta ponderar, estudiar, reflexionar. Pero mi modo de vida aquí me impide hacerlo…”

Mozart ha sido un tema excitante para los escritores que han perpetrado algunas biografías soberbias y otras tantas llenas de exagerada fantasía. Sin embargo, debemos detenernos para reflexionar en la manera como Wolfgang adquirió sus conocimientos y su extraordinaria disciplina de trabajo, cómo fue su rutina y su tenacidad, actividades que los compositores conocemos y valoramos, ya que son la dedicación y la constancia lo único que hace florecer las obras.
En carta a su hijo, Leopold Mozart escribe “Nada se da antes de tiempo, aunque en cuanto a tu talento todo llegó antes. Por si fuera poco, en asuntos científicos lo entendías todo con la mayor facilidad.[…] Hasta quienes no te conocen aún, verán en tu rostro que eres un genio”. ¿Habría sido Wolfgang el mismo sin la tutela de su padre? ¿Fue Leopold el maestro idóneo para su hijo, un instructor cuidadoso y certero, lúcido y estricto y al mismo tiempo sutil como el que todos deberíamos tener? Mozart, aunque genial, pudo haberse dedicado a una vida más contemplativa y escribir nada o casi nada. Sin embargo, su Padre comprendió la misión para la que su hijo estaba predestinado. Cuántas veces llegan a nosotros alumnos talentosos, con grandes cualidades y sin embargo, tan poco dispuestos a pagar el precio de trabajar con devoción, precio en el que Mozart no regateó.
Así nos lo hace saber en un escrito a su hermana del 13 de febrero de 1782:
“Desde las seis de la mañana, estoy peinado, y a las siete totalmente vestido. Entonces escribo hasta las nueve. Desde las nueve hasta la una, tengo mis lecciones. Después almuerzo. Si no estoy invitado en algún sitio, como. […] Imposible trabajar antes de las cinco o de las seis de la tarde; y a menudo me lo impide alguna academia. Si no, escribo hasta las nueve. Entonces voy a casa de mi querida Constanza. […] A las diez y media o a las once, vuelvo a mi casa […] Como debido a las eventuales academias y también a la incertidumbre de si seré llamado de pronto de aquí o de allá no puedo contar con el trabajo de la noche, tengo por costumbre, sobre todo cuando regreso temprano, escribir todavía un poco antes de irme a dormir, y continúo algunos días hasta la una; y a pesar de todo, estoy de nuevo en pie a las seis”

También conocemos su exigencia profesional en el siguiente texto:

“Tuve que escribir la Sinfonía con la mayor prisa, laboré con diligencia… Le Gros la tuvo cuatro días para la copia, pero yo siempre la veía en el mismo sitio. Anteayer ya no la vi, pero busqué debajo de toda la música y la encontré escondida. Nada hecho, todo igual. Pregunté a Le Gros si la había dado a copiar. Me contestó: No, se me olvidó…En lo que concierne a la música estoy entre bestias brutas…”
París, 1° de mayo de 1778

Como es sabido los salzburgueses son los seres más puntuales del mundo y es en Salzburgo donde nacieron los relojes, no en Suiza como suele afirmarse. Wolfgang es salzburgués aunque le pese, y no es ajeno a estos atributos, su disciplina y amor a su trabajo, así como su deseo de perfeccionamiento es ejemplar. En las siguientes palabras percibimos esta entrega:

“En el ensayo tuve mucho miedo, pues nunca en mi vida había oído tocar peor. No puedes concebir cómo, por dos veces, la recorrieron tropezando y rascando; en verdad me alarmé mucho, y gustoso la habría vuelto a ensayar, pero como siempre hay tanto que ensayar, no quedó tiempo y tuve que irme a la cama con el corazón desmayado y temple colérico y descontento. Al siguiente día había determinado no ir, pero la tarde era buena y acabé yendo, decidido a que si las cosas iban tan mal como en el ensayo, me dirigiría a la orquesta, al señor Lahousé, primer violín, le arrebataría el instrumento y dirigiría yo mismo. Pedí gracias a Dios, para que todo marchase bien. Había un pasaje que yo estaba seguro que debería gustarles, y todo el auditorio quedó arrebatado por él. Como me di cuenta al estarlo escribiendo del gran efecto que haría, lo volví a poner al final - ¡y ahora fueron gritos de da capo! Aquí todos los allegros tanto iniciales como finales empiezan con todos los instrumentos juntos y por lo general al unísono, comencé con los violines solos, piano por ocho compases, seguidos de un forte: no bien lo escucharon se pusieron a aplaudir. Así, encantado de la Sinfonía me fui derecho al Palais Royal, comí un helado delicioso, recité el rosario como había prometido y me fui a casa…”
París, 3 de julio de 1778
Alejo Carpentier escribe con motivo del bicentenario del natalicio de Mozart en El Nacional, Caracas, el 5 de diciembre de 1956:
“La aparición de Bach en la actividad de Mozart – nos dice le Flem - suscita en él una orientación, una revolución, a la vez psíquica y estética, que se advierte claramente en las obras escritas después de 1782. El contrapunto ocupa, desde entonces, un mayor lugar en la obra mozartiana, como resulta evidente en la Misa de Coronación. Las últimas sinfonías ganarán en riqueza y en emoción con este descubrimiento.” Mozart regresa al “estilo Pelucón”, aunque con una gracia nueva, logrando una síntesis que ya anuncia el romanticismo.
En Mozart se realizó un encuentro sumamente raro y contradictorio: la conjunción de un temperamento y de un carácter que no estaban hechos el uno para el otro.
Wolfgang hace cantar a la propia materia según sus inclinaciones más naturales. De un oboe saca el característico timbre del oboe y de la voz lo propio de las cuerdas vocales humanas. Este es el motivo por el que las tonalidades que él elegía para sus composiciones eran la definitiva y única elección posible, también lo era la elección de los instrumentos.

En las cartas escritas durante su estancia en Munich (1780) con motivo del estreno de Idomeneo, su primera gran obra maestra, Mozart habla frecuentemente de sus problemas con los cantantes y también de sus propias ideas acerca del estilo y de la técnica del canto. Entre las cuestiones más importantes que toca está la que se refiere al límite entre el habla y el canto, entre el lenguaje y la música.


Así lo hace saber a su padre:
“Perdóname si escribo muy poco esta vez pues estoy de cabeza en mi trabajo; todavía no termino el tercer acto. Tengo la cabeza y las manos tan llenas del tercer acto, que nada tendría de raro que yo mismo me volviese tercer acto. Me está costando más esfuerzo que una ópera entera”.

Mozart no se lamentaba de nada tanto como del destrozo de sus obras en las ejecuciones públicas, sobre todo de la rapidez exagerada que se daba a sus movimientos. “Creen – decía – que de esta forma les dan fuego, y bien, cuando no hay fuego en una composición no es tocándola al galope como se le infla.”

El gran pianista Ferruccio Busoni también quedó cautivado con este prodigioso músico y se expresa de él de la siguiente manera:
Era un músico absoluto, lírico, dramático y litúrgico. Fue un músico absoluto siempre y sin excepción […] Con sus Sonatas extendió la técnica del piano. Con sus Conciertos preparó el camino para la independencia del instrumento. Con sus cuartetos de cuerda trajo profundidad a la ingenua escritura a cuatro voces […]. Llevó a la orquesta a su expresión completa en sus sinfonías[…]. Con el Ave Verum y con el Réquiem, dio las más puras y verdaderas formaciones musicales a las ideas católicas de bendición y muerte, resurrección y castigo. Finalmente manejó con el mismo éxito la comedia, el drama y fue el germen de la Gran Ópera Alemana”.

Quiero compartir con ustedes las consideraciones de Aaron Copland referentes a Mozart en Copland habla sobre música, de la editorial Siglo Veinte, mismas con las que me identifico y que comienzan con la cita de Paul Valéry acerca de la belleza: ‘La definición de la belleza es fácil: es lo que nos desespera’. “Al leer esta frase inmediatamente pensé en Mozart. Desesperación es, admítase, una palabra rara para unirse con la música del maestro vienés. Y, sin embargo, ¿no es cierto que cualquier cosa inconmensurable establece en nosotros una especie de desesperación? Porque no hay manera de asir la música de Mozart. Y esto reza aún para sus colegas, para cualquier compositor que, siéndolo, siente con derecho una sensación especial de parentesco, y hasta una alegre familiaridad con el héroe de Salzburgo. Podemos estudiarlo detenidamente, disecarlo, maravillarnos o quejarnos de él. Pero, al fin de cuentas, hay siempre algo que no puede asirse. Por eso cada vez que comienza una obra de Mozart nosotros los compositores escuchamos con cierto temor reverente y asombro no exentos de mezcla con desesperación. […] La desesperación proviene de la comprensión de que sólo este hombre, en ese momento de la historia musical, pudo haber creado obras que parecen realizadas tan sin esfuerzo y tan cerca de la perfección.
[…] Normalmente, los compositores tienden a ser agudamente críticos respecto a las obras de sus colegas, antiguos y modernos. Pero este hecho no se da con Mozart. Una especie de amorío se ha venido perpetuando. […]
En su música, Mozart fue, quizá, el más racional de los grandes compositores mundiales. Su particular competencia estriba en el feliz equilibrio entre la fluidez y el “control”, entre la sensibilidad y la autodisciplina, entre la simplicidad y la elaboración del estilo.[…]
Mozart remontó la corriente desde la que fluye toda la música, expresándose con espontaneidad, un refinamiento y una imponente exactitud que nunca han sido igualados.”

Termino compartiendo con ustedes el siguiente pasaje:

Que un genio tan grande haya muerto, es verdaderamente una lástima para él, pero es bueno para nosotros, pues nos habría quitado el pan de la boca a todos si hubiera seguido viviendo. Así se refirió Antonio Salieri a la muerte de Mozart.+++


*Compositora musical
Texto leído por su autora el 21 abril 2006, en el marco de Mozartissimo!, Segunda Celebración del 250 Aniversario del Natalicio de W. A. Mozart, llevada a cabo en la Escuela Nacional de Música-UNAM, de la Ciudad de México.


Notas seleccionadas de Pauta/cuadernos de teoría y crítica musical, Cenidim, Enero-diciembre 1991 y
GAL, Hans, El mundo del músico, cartas de grandes compositores, Siglo XXI, México, 1983

domingo, 20 de mayo de 2007

COROS >> ARICA >> TACNA >> IQUIQUE

INTEGRACION CON MUSICA DE BACH



INTEGRACION CON MUSICA DE BACH




Coros de Tacna, Iquique y Arica, se presentan en nuestra ciudad

Gracias a la iniciativa del Coro de la Universidad de Tarapacá y la gestión de la Vicerrectoría de Posicionamiento Estratégico, se realizará un evento coral, el cual contará con la participación del Coro Municipal de Tacna, el Coro de la Universidad Arturo Prat de Iquique y el Coro de la Universidad de Tarapacá.
Las presentaciones se realizarán en las tres ciudades, en diferentes fechas. El programa contempla la presentación de cada coro en forma individual para luego unirse y cantar corales del más grande genio creador de la música y la cultura universal, Juan Sebastián Bach. Su fecunda obra es considerada como la cumbre de la música barroca y una de las cimas de la música universal, no sólo por su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, sino también por la síntesis de los diversos estilos internacionales de su época y del pasado y su incomparable extensión. Bach es la fuente de inspiración para los posteriores compositores y músicos desde Mozart pasando por Schoenberg hasta nuestros días.
Los coros interpretarán el coral de la Cantata 142, "Quiero Alabar el Nombre del Señor", el coral final de "La Pasión según San Juan" y para terminar un coral del "Magnifical" de Bach.
En Arica, el acompañamiento musical contará con la presencia del concertista en piano y doctor Néstor Cortés.
La invitación es totalmente abierta a la comunidad y se espera contar con un masivo público, ya que eventos de este tipo, no se realizaban desde hace aproximadamente 5 años.
En Tacna, se presentan este 18 de mayo en el Teatro Municipal a las 19 horas. Luego se presentarán en Arica este 19 de mayo en el Aula Magna, a las 19:00 horas y en Iquique, el 26 de mayo en el Teatro Municipal, a las 19:00 horas.